quinta-feira, 30 de dezembro de 2010
La telenovela, el medio de difusión preferido por el mercado de la moda brasileño
El desfile puede llegar a ser el palco más glamoroso de la moda. Pero, por lo menos en el mercado nacional, es a través de la TV que las novedades creadas por los estilistas se convierten en fiebre de consumo. Las medias de lurex del personaje Júlia Matos, interpretada por Sonia Braga en la novela “Dancin"Days”, en 1978; los moños usados por Regina Duarte como Maria do Carmo, en “Rainha da Sucata” - La Reina de la Chatarra - (1990) y las pulseras de Jade, con Giovanna Antonelli, en la novela “El Clon”, de 2001 tienen algo en común: fueron creados por la vestuarista Marilia Carneiro y saltaron de las pantallas a las vidrieras de manera frenética e instantánea.
Hasta hoy, en plena explosión del entretenimiento vía web, las novelas continúan siendo el medio de difusión de los deseos para quien hace moda. Es sólo que aparezcan destacadas en la imagen, para garantizar buenas ventas y un lugar en el corazón de los consumidores. “La penetración de la TV es impresionante. Está en el 98% de los hogares y lo que es mostrado en ella ejerce incluso una gran fascinación”, dice el consultor Luiz Alberto Marinho, de Brand Works.
Que lo diga la designer de accesorios Camila Klein, que hizo su “aparición” en una novela con el personaje Jaqueline, interpretada por Claudia Raia, de la trama “Ti-ti-ti” de la TV Globo. Para componer su personaje, la actriz Claudia Raia eligió personalmente las piezas, en el atelier de Camila, en San Pablo. Fue sólo salir al aire con los aros, anillos y collares de la designer, que las ventas se calentaron. “El retorno fue impresionante”, dice Camila. Ella cuenta que un collar de pedrería usado por Jaqueline en un determinado capítulo, “se agotó al día siguiente en los locales”. Y la pieza era una de las más caras de las confeccionadas por Camila: costaba R$ 1.500. “Las clientes entraban ya pidiendo el collar de Jaqueline”, afirma la empresaria, que también provee los aros para el personaje de Guilhermina Guinle en “Ti-ti-ti”, Luisa.
“El retorno no se da sólo entre los telespectadores. Sino que además una actriz lo comenta con otra y la marca se hace conocida”. La marca Camila Klein tiene cinco locales -tres en San Pablo y dos en Río-. Y el año que viene, ella pretende abrir otros dos puntos, en San Pablo.
Otra marca de accesorios, Lugre, de Goiânia, tiene actualmente piezas exhibidas por el personaje de Bete Gouveia (Fernanda Montenegro) y Stela (Maitê Proença), de “Passione” - la novela de las ocho de la TV Globo. En “Araguaia”, trama de las 18hs de la misma emisora, Lugre es la marca de los aros de flores que no salen de las orejas de la protagonista Estela (Cleo Pires).
El empresario Flávio Pereira Lima conmemora. “Para hacer un anuncio en una revista de moda yo gastaría cerca de R$ 12 mil. Pero sin ningún anuncio se tendría el mismo retorno con los medios de comunicación”, dice el empresario. Las piezas de Lugre fueron a parar a las novelas gracias al trabajo hecho por la asesoría de prensa del empresario, que se las presentó a las figurinistas de la novela. Este es uno de los caminos posibles para que una pieza de ropa o de accesorio pueda entrar para la selección de un personaje. Pero no es el único.
“El vestuario es hecho de varias maneras: hay marcas con las cuales ya trabajamos antes y conocemos el producto. Las nuevas marcas nos llegan vía asesorías de prensa. Somos muy asediadas”, dice Vanessa Lopes, figurinista-asistente de la novela “Passione”.
En algunos casos, las ropas y accesorios son compradas por la emisora -y pasan a integrar el acervo, siendo utilizadas, muchas veces, en más de un programa de la casa-. En otros, son prestadas por las marcas y devueltas al final de la novela. El costo para las marcas, por lo tanto, es prácticamente cero. Según fuentes del mercado publicitario, una acción de merchandising en una novela de las ocho de la TV Globo -con un promedio de 40 puntos de audiencia- no vale menos de R$ 800 mil, por inserción, sin contar el caché pago al actor o actriz que participa de la cena.
La ropa y los accesorios usados por las actrices y actores no muestran sus etiquetas. Pero se hacen conocidas del gran público por medio de la Central de Atención al Telespectador (CAT). Por medio de este servicio, los telespectadores saben cual es la marca de determinado producto mostrado en la pantalla. "Passione" es la actual campeona de las consultas realizadas a la CAT y los personajes de Clara (Mariana Ximenes), Jéssica (Gabriela Duarte) y Melina (Mayana Moura) se adueñan de los vestuarios que más llaman la atención del público.
“Ese tipo de visibilidad es siempre positiva. Nunca tuvimos una mala experiencia cediendo ropas para las novelas”, dice Valéria Gisler Trotta, socia de la marca Folic, de Río de Janeiro, que viste personajes para tramas de la TV Globo desde hace 20 años.
Quien llame al CAT puede saber, por ejemplo, quien confeccionó los vestuarios bien cortados del personaje Mauro (Rodrigo Lombardi). En este caso, hechos por el sastre João Carlos Camargo, de Camargo Alfaiataria (sastrería), de San Pablo. La emisora compró el vestuario, hecho a medida. “La mayor ventaja es terminar siendo amigo de los actores, que después participan de mis desfiles y divulgan la marca”, dice Camargo, que vestirá al actor Edson Celulari, en la novela “Insensato Coração”, la próxima novela de las ocho.
Esta práctica de usar ropas de marca como vestuario fue inaugurada por la figurinista Marilia Carneiro, de la TV Globo, con la novela “Dancin"Days”, a fines de los años 70. Hasta entonces, las piezas usadas en las novelas eran hechas por costureras de la emisora. La figurinista relata su experiencia en el libro “En el camarín de las ocho” (de la Editora Senac-Rio): “Comprar las ropas directo en el local, con la hechura y la estampa que el personaje precisaba, era mucho más rápido y práctico que diseñar, tener que explicarle todo a la costurera y correr el riesgo de no gustar del resultado final. El negocio era, literalmente, tener que patear la calle todo el día. Exactamente lo que todos los figurinistas hacen hoy”.
Fonte: El Cronista
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